comiendo juncos

Cansado de estar encerrado, salí a dar un paseo cerca del río...
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Me comentaba el tio Valero que hacía mucho tiempo que no comía juncos, yo no lo hacía desde que era un crío.
Así que como es el tiempo en el que están más tiernos, nos pusimos a tirar de esos tallos verdes y punzantes que se crían cerca de la rivera.
Una vez en la mano, era relativamente fácil comerse la punta ya que salía bastante limpia y darle un bocado a la parte más tierna, que es de un color blanco, casi de anuncio de dentífrico.